El niño empachado (2ª parte)

¿CÓMO CONTROLAR LA ALIMENTACIÓN EN NIÑOS?

Se han hecho estudios que corroboran que cuando un niño es obeso, es más fácil que de adulto siga siendo obeso. De eso os puedo dar fe. Soy un caso evidente de esta afirmación. Este sobrepeso infantil y juvenil, no solo afecta a la salud física, ya que puede generar diabetes, colesterol y deficiencias cardíacas que con el tiempo se agravan, sino que afecta a la salud emocional. El niño o el adolescente se enfrenta a una sociedad que tilda el sobrepeso de defecto. Los jóvenes en la actualidad no son capaces de salir a la calle sin “vestirse de prejuicios” y les escuchas criticar a otros con sobrepeso, ropa que no esté a la moda (todos van de uniforme, jo es que no tienen iniciativa para vestirse como les da la gana) o con cualquier problema físico.

Hoy la empatía es un lujo que no se permiten ni jóvenes ni mayores. Es cruel, pero el niño o adolescente con problemas de peso, se ve relegado, criticado y rechazado por el mundo que le rodea. Las dificultades de relación social se van aumentando con el tiempo y llega un momento que se generan depresiones, baja autoestima e inadaptación social. No debemos tomar a broma el problema subyacente a la obesidad o el sobrepeso en los más jóvenes, y no debemos olvidar que muchos de ellos acaban cayendo en anorexia, bulimia y otras enfermedades similares.

¿Cómo ayudamos a nuestros hijos?

Los padres debemos controlar la salud y el bienestar de nuestros hijos dentro de la medida de nuestras posibilidades. Aquí hay unos cuantos consejos para que controléis el peso de los más peques de la casa, sin traumas.

  • Los padres hacen la compra: los culpables de que nuestros hijos tengan sobrepeso somos los padres. ¡SÍ! suena fatal, os culpo y me culpo. Si hacemos la compra y desde que son pequeñitos les compramos dulces y golosinas, gaseosas y productos ultraprocesados, estamos haciendo de nuestros niños futuros adultos obesos. Yo lo hice con la pequeña y me costó verla al borde de la anorexia con 11 años. Ella no quería “seguir gorda en el instituto” perdió 25 kg en 4 meses… Ese fue el momento en que me di cuenta de que una mala educación nutricional puede derivar en problemas gravísimos. Nosotros llenamos la despensa y si desde pequeños no encuentran dulces, patatas fritas, refrescos, batidos, etc, nunca los van a echar de menos.

  • Cuanto antes mejor: No es tan fácil quitar a un adolescente los malos hábitos alimenticios, como educar a un bebe en la alimentación sana. ¿Por qué, entonces dejamos que lleguen hasta ahí las circunstancias?. Incluso para reparar un mal que ya está hecho es interesante hacerlo lo antes posible. Si por circunstancias de la vida, no hemos podido hacernos cargo de la alimentación de nuestros hijos, podemos llevarlos por el buen camino, pero cuanto antes lo hagamos menor será el impacto emocional de esos cambios de hábitos.

  • Se acabó el ” si no te lo acabas, no te levantas”: nos cuesta la vida entender que no siempre un niño tiene que vaciar el plato. Es más, en muchas ocasiones servimos demasiada comida al niño, para exigirle luego que se la coma. Si eso lo hicieran con nosotros, creo que nos sentiríamos muy molestos. A los más peques no debemos ponerles platos a rebosar, bocadillos de un tercio de la barra.¡ Pero, si no me los como ni yo!. No se si a vosotros os pasa, pero cuando veo a un niño de 3 o 4 años a las 6 de la tarde con su madre dándole un bocadillo de 6 dedos de pan con embutido, siempre pienso, que en dos horas ese niño estará cenando y aun no ha acabado la merienda. Porque cebamos a nuestros hijos sigue siendo un misterio para mí. Pero se hace. No lo entenderé nunca.

  • Dale a elegir: dentro de los márgenes de la comida saludable, ellos deben tener opciones para elegir. ¿Quién no recuerda el plato que menos te gustaba delante de la mesa y a tu madre diciendo si no te lo comes no te levantas? Ellos también tienen derecho a elegir. Es bueno adaptarlos a todo tipo de sabores, pero una vez han probado la comida, si algo realmente no les gusta, tampoco es cosa de obligarles a comerlo. Quizá sólo con un cambio en la forma de cocinarlo si le resulte apetecible.

  • Cocina con amor, pero no tanto: Las personas que aman la cocina, preparan la comida como forma de demostrar amor, pero eso no tiene que llevar añadido un exceso de calorías en la comida que nos haga ponernos redondos. En nuestras casas la comida saludable no tiene porque ser sosa y aburrida. AHÍ ES DONDE TENEMOS QUE DEMOSTRAR AMOR. Si los platos que ofrecemos a nuestras familias, están hechos con amor y llenos de sabores apetecibles, no tendremos problemas con el sobrepeso de nuestros hijos. No tenemos que hacer recetas superelaboradas, con que sean ricas y sanas, es suficiente. 

  • Los experimentos son buenos: Pidamos ayuda a nuestros hijos para elaborar recetas y crear nuevos platos. Integrarlos en la realización de los menús que elaboremos les hará tomar conciencia de lo que comen. Ellos mismos aprenderán lo que deben seleccionar en su comida para que sea sana y apetitosa. Es curioso lo bien que reaccionan los niños a las actividades en la cocina. Hay que usarlo en nuestro favor, para que se familiaricen con los platos saludables y cuando vayan creciendo sean capaces de elaborarlos ellos mismos y de seleccionar las opciones más sanas.

COMER BIEN ES UN PLACER, DISFRÚTALO CON TUS HIJOS.

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