Mi amigo sanador

EL PODER CURATIVO DE LOS ANIMALES

Hoy no voy a hablar de obesidad, sino de como controlar la depresión que nos lleva a tener desordenes alimenticios.

Muchos de nosotros nos enfrentamos a diario, a conflictos emocionales que nos llevan a padecer ansiedad o depresión. Es una de las causas más comunes que nos avocan a tener conflictos con lo que comemos.

Me han preguntado mil veces como luchar contra esta situación. Los médicos dicen que hay que enfocar, poner la mente en algo diferente a la comida, dedicar nuestro tiempo libre a actividades que nos satisfagan, hacer deporte y mantener el cuerpo activo. Yo voy a añadir a todos esos consejos uno de cosecha propia. TEN CERCA A TUS MASCOTAS.

Cuando me levanto cada mañana, tengo a mi lado unos ojitos brillantes que me miran dándome los buenos días. Se pone loco de contento y espera ansioso las caricias de recién levantarse. Es un pequeño compañero de viaje que me llena el alma de alegría y que no me deja sola.

¿Cómo un animal puede ayudarme con la tristeza, la depresión o la ansiedad?

Esto no es un invento mío, está demostrado científicamente, que los animales mejoran nuestro estado de animo, nos hacen sentirnos más felices y nos acompañan cuando la soledad nos acogota.

Yo soy fan absoluta de esos pequeños peludos que te hacen sonreír hasta cuando estás llorando. Todos los que sufrimos estos desordenes emocionales necesitamos compañía, pero no cualquier compañía. Tiene que ser un amigo que no nos juzgue, que sepa callar en momentos en los que necesitamos silencio y alegrarnos cuando estamos en el fondo del pozo de la tristeza. Eso es para mí mi mascota. Él forma parte de mi familia. Parece mentira que esa pequeña vida tenga conciencia clara de mis peores momentos y se suba en mi regazo a ronronear hecho una bola mientras mi alma y mi corazón se serenan al ritmo de su canción. Si estoy enferma me cuida, literalmente se sube encima de mi pecho y no me deja sola.

Los animales entienden lo que los humanos no saben captar. Ellos nos hacen una compañía inmensa y en mi caso personal (y creo que en el de muchas otras personas) son nuestros mejores aliados contra la tristeza.

No todo el mundo ama a los animales o se siente capaz de tener uno en casa, ya sea por miedo o por problemas de salud, tipo alergias. Pero si puedes, si no te lo impiden las circunstancias personales, es un método maravilloso de sanar el espíritu.

He sido animalista desde que me acuerdo. Soy una apasionada de la naturaleza y la respeto. Adoro a los animales y me siento más cómoda muchas veces entre ellos que entre personas. No digo con esto que no sea sociable. Me gusta compartir mi vida con los que me rodean y disfruto de un buen rato de conversación. Pero lo que me aporta mi bola de pelo (mi gato) es un nivel de paz inmenso en el alma.

A veces no se entiende la capacidad que tienen estos pequeñajos para curarnos. Ellos están ahí para que seamos felices. Con sus ojos llenos de amor, sin esperar recompensa, nos ceden un alma pura, capaz de sanar las heridas de nuestro corazón. Yo tengo claro, desde que tengo uso de conciencia, que ellos son capaces de AMAR MÁS Y MEJOR que nosotros.

Si no puedes tener un perro porque ya sea por salud o por tiempo no le puedes dar las condiciones de vida que el requiere, con sus paseos diarios y la actividad física que necesitan para ser felices, puede probar con un gato, que no requiere tantos cuidados, o con un conejo o una ninfa. Sólo se que ellos son buenos para nuestra alma y que si adoptas a un peludito sin hogar, el te va a dar mucho más de lo que reciba, por muy bien que le trates toda su vida.

Según la psicoterapeuta Doña María Luz Losada Somoza, en un artículo de la revista “Muy Interesante” las mascotas nos ayudan cuando tenemos depresión por varios motivos. En primer lugar ellos no nos juzgan, nos aceptan como somos y punto, además de eso nos hacen ser más responsables y sociables, no nos permiten sentirnos solos, nos hacen felices con sus locuras maravillosas, reducen los niveles de estrés, aumentan nuestra autoestima y, en conclusión, mejoran la depresión.

Yo diría que, realmente, son la medicina que todos necesitamos para sentir en paz el alma, eliminar la ansiedad de nuestras vidas y hacernos reír a carcajadas. Porque solo el que tiene mascotas sabe lo divertida que es la vida a su lado.

A todo esto mientras escribo este post, tengo a mi lado a mi increíble compañero de viaje, que ya se ha hecho un hueco en las redes sociales, el Príncipe Saho. Él no me deja ni a sol ni a sombra, me hace una fiesta cuando llego tarde a casa. Me espera en la puerta, ansioso por que llegue, maullando desde que abro la puerta del portal. Nadie celebra tanto como el que yo llegue a casa. Y cada noche, es él quien me acompaña en la cama, se tumba a mi lado en verano y sobre mi pecho en invierno y me facilita alcanzar el ansiado descanso con su cantinela eterna.

Amo a mi gato, he amado a mis perros y no pretendo dejar de vivir rodeada de animales. Ellos curan, te hacen feliz y no piden nada a cambio. Pero recuerda que no son un juguete, son tus compañeros de vida. RESPÉTALOS.

Si te gustan los animales, pon una mascota en tu vida y trátala con tanto amor como ella te trata

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