¿El deporte es salud?

BENEFICIOS DEL DEPORTE

Hoy no hablamos desde la perspectiva puramente científica de los beneficios del deporte. Hoy quiero hablaros de como llegué yo a hacer deporte y lo que me ha aportado desde el momento que empecé.

Hace muchos, muchos años, tantos que apenas lo recuerdo, yo hacía karate, baloncesto, patinaba y nadaba habitualmente. Por una lesión en la pierna dejé de hacer ejercicio a los 17 años y desde entonces hasta el año pasado (a los 48 años) no había vuelto a hacer ninguna actividad física.

Las vueltas que da la vida, a veces te hacen tomar caminos que has evitado durante muchos años y el 22 de agosto de 2018 mi vida dio un maravilloso vuelco. Para salir de un proceso depresivo, decidí apuntarme en un gimnasio. Pensé que, a lo mejor, la actividad me alejaba un poco de los pensamientos tristes.

Entré llena de desconfianza. Obesa y con problemas de salud, hacía tiempo que me daba temor realizar ejercicio. ¡Sí! había estado nadando ese verano e incluso había comenzado una rutina de caminatas de unos 12 km al día, pero de eso a hacer “deporte de verdad” había una gran diferencia.

El primer día hice Body-Balance, primera y última vez (no va conmigo ese deporte), pero algo se iluminó en mi mente. Me sentí mucho mejor durante y después de hacer la clase. La siguiente y las otras cien mil posteriores (quizás he exagerado un poco) han sido casi todas más activas, porque soy una histérica que adora dar saltos y el equilibrio necesario para las actividades relajadas, queda muy lejos de lo que yo puedo dar. Aunque ahora me atrevo con yoga. ¡¿Quién me lo iba a decir a mí hace un par de meses?!

He aprendido a hacer no solo actividades que me provocan un placer indescriptible (todo lo que sea cardio me gusta y si me pones a bailar, me dejo el alma en la clase), sino aquellas que me reportan otro tipo de beneficios. Pero lo más importante de lo que he aprendido este año es que el deporte me da la vida. Me llena de energía y me elimina el dolor, me hace sentir plena y me limpia la mente. Le llamo “la lavadora”, porque cuando voy completamente agobiada, con la cabeza “llena” y el ánimo por los suelos, salgo con una sonrisa, con el alma serena y la mente despejada. Lo uso como método para relajarme, para tener claridad de ideas y dar solución a problemas, para eliminar frustración emocional y sobre todo porque ME HACE MUY MUY FELIZ.

Me han dicho que soy adicta al deporte. Creo que es cierto, soy adicta a hacer ejercicio y soy adicta al gimnasio. Sólo entrar, respiro hondo y me siento en casa. Es un lugar seguro donde las tristezas se atenúan y los problemas se disipan.

Otra cosa de la que no se habla, pero es genial en los centros deportivos es la camaradería. Me encanta la relación que tengo con mis compañeros en el gimnasio y cuando tengo la suerte de ir con mi familia o mi amiga es aun más entretenido. Compartir ese momento de felicidad con otras personas amplifica, si cabe, la sensación de placer.

Ahora sí, vamos a ver, que ésta no es una percepción subjetiva. Está basada en una serie de alteraciones químicas que se producen cuando realizamos deporte.

El cerebro libera unos compuestos llamados endorfinas mientras realizamos ejercicio físico, que nos provocan la misma sensación que una droga. El cuerpo reacciona de manera positiva a la secreción de las endorfinas porque nos sentimos felices, serenos y nos produce placer. Por ese motivo cuando una persona se acostumbra a hacer deporte a diario, un solo día sin hacerlo le genera ansiedad. Son ansiolíticas, anti-cansancio y analgésicas. Nos hace disminuir el dolor, nos relajan y no sentimos el cansancio hasta que desaparece su efecto, varias horas después de la actividad física.

Así pues cuando alguien os diga que el deporte le hace sentir bien, no penséis que está loco. Son solo las endorfinas que le dan un chute de felicidad natural. Se llaman también y con toda la razón del mundo las hormonas de la felicidad.

ÉSTA ES LA CARA AMABLE DEL DEPORTE

 

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