Gordofobia: La muralla

EL ODIO A LA OBESIDAD ES REAL

Cuando he empezado a investigar sobre este post, pensaba seriamente que la “gordofobia” no estaba definida como un sesgo de comportamiento “racista” hacia un grupo de la sociedad. Pensaba más bien que era una percepción que tenemos los obesos sobre la gente que nos rodea.

“Uno nunca aprende a dejar de echarse la culpa por ser gordo”

He estado leyendo, investigando y hay libros de personas que, como muchos de nosotros, la han sufrido y de profesionales del mundo de la psiquiatría, la psicología y algún que otro sociólogo, que hablan de esta actitud social frente a las personas con sobrepeso. En un mundo donde el culto al cuerpo se una “religión”, nos hemos convertido en una lacra social.

¿Qué es la gordofobia?

Se puede definir como un sesgo social que genera la discriminación a las personas con sobrepeso.

Por esta vez yo no voy a buscar información más allá de mi experiencia personal. Voy a contaros lo que siento y he sentido a lo largo de mis años de obesidad. Por desgracia, como muchos de los que siguen estas publicaciones, soy obesa desde niña. Creo que mis últimas fotos sin ser obesa son de cuando tenía 6 o 7 años. Desde ese momento, durante la mayor parte de mi vida he sido objeto de la gordofobia de la gente que me rodeaba.

¿Quién no se siente intimidado ante la mirada acusadora de la señora que comparte tu asiento en el autobús, cuando ocupas “demasiado” espacio? ¿Quién no se ha sentido mal, comiendo en un restaurante porque te miran con cara de así estas de grueso, comiendo estas cosas?

Yo no podía comer en la calle, aun me cuesta trabajo, porque la gente me miraba mal (o eso creía yo). No me sentía cómoda en los restaurantes y cuando iba caminando siempre había quien me mirase con cara de repugnancia;. He visto a la gente elegir otro asiento o quedarse de pie, para no sentarse a mi lado. Es muy triste y nos sentimos profundamente desplazados cuando esas cosas suceden.

Ver a alguien comentar a tu lado, ” mira que gorda está” y a niños burlarse de ti, con sus padres al lado, que en lugar de regañarles, les ríen la gracia, es inmensamente vejatorio. Todos esos detalles del día a día nos hacen sentirnos diferentes e inferiores.

¿Por qué ocurre esto? pues no lo sé. Supongo que habrá estudios al respecto, pero realmente eso no me importaba cuando me avergonzaba de ser yo misma, por culpa de las miradas de otros. Solo quería morirme, desaparecer y que me tragara la tierra.

Nos critican por estar gordos y cuando perdemos peso nos llaman prepotentes. Sí, lo somos, porque hemos logrado lo que todos esperaban de nosotros y somos “NORMALES”. Que triste resulta que unos kilos, sean muchos o pocos, marquen la diferencia entre lo normal y lo anormal.

SOMOS PERSONAS, GORDAS, PERO PERSONAS.

Nadie nos asesora cuando estamos engordando sobre lo que va a ocurrir cuando seamos obesos y si, por desgracia, somos obesos mórbidos, ya no son miradas de crítica lo que sufrimos. Nos enfrentamos al rechazo social visceral y nos incapacita para obtener un puesto de trabajo, aunque estemos ampliamente cualificados, porque estar gordo no esta bien visto. No valemos para estar cara al público porque damos mala imagen; no valemos para estar en una oficina.. no se muy bien porque; no valemos para desarrollar cualquier actividad laboral, aunque no sea física.

Cada día hay que enfrentarse a la muralla de una sociedad que discrimina a las personas por su condición y no busca soluciones. Estamos tratando de escalar ese muro y es muy difícil llegar rebasarlo.

No somos socialmente validos.

¿Qué genera la gordofobia en el obeso?

El rechazo social continuado nos genera una disminución de la autoestima, nos deprime y nos hace inseguros. No sabemos como enfrentarnos a un mundo que nos criminaliza por el hecho de tener más indice de masa corporal que la media. Nos recluimos y acabamos siendo inadaptados sociales, no por nuestra condición, sino por la reacción de muchos miembros de la sociedad ante nuestra gordura.

Esto es pura suposición, pero creo que en los países con mas porcentaje de obesos, la gordofobia será menos marcada, pero al menos en España, donde todavía somos relativamente pocos, el ataque social a las personas gruesas es indiscriminado. No se si en Estados Unidos o en Canadá donde hay un altísimo porcentaje de gruesos sentirán menos el ataque de la sociedad, pero para los simples mortales, en un país en el que somos minoría, es muy triste.

Yo sigo arrastrando la lacra, luchando por no sentirme mal al comer fuera de casa, me siento en el autobús y me pego a la pared, con medio cuerpo en el asiento. Ya no estoy gruesa, pero el trauma va más lejos que nuestro sobrepeso. Seguimos condicionados por esta injusticia social. No se cuantas personas conozco que no comen en la calle y no les gusta ir a un restaurante o al cine y comprar unas palomitas de maíz. Todo esto se debe a que durante un periodo de su vida fueron gruesos, aunque en la actualidad no tengan sobrepeso.

¿Como resolver este problema?

¡Ya está bien!. Solo podemos resolver esta terrorífica situación cuando se haga una labor social para concienciar a los “no gordos” de que nosotros somos iguales. No se ve en los medios, no se saca a la luz esta fobia social. Vemos la homofobia, la xenofobia, las actitudes machistas, pero no la gordofobia. Nos atacan sin que nadie ponga remedio.

Realmente, dudo que se arregle (por desgracia), ya que la sociedad no ve este rechazo como una  fobia, pero si podemos hacerle frente. Muchas de esas personas que se permiten el lujo de criticarnos tienen muchas cosas por las que callar. No solemos enfrentarnos a ellos porque además creemos – al menos yo así lo creía – que tienen razón. YO un día me cansé y empecé a ser tan descarada como los que me miraban con la boca abierta. Les devolvía la mirada con el mismo gesto absurdo o me acercaba y les decía ¡Buhh!, claro, ellos no se esperan que la gorda les enfrentase e incluso se sentían ofendidos por mi actitud. Tiene sorna la cosa, ellos sí podían, pero yo no. ¡Ya es suficiente!. Si fuésemos tan descarados como ellos seguro que se pensarían un par de veces lo de criticarnos de frente o mirarnos como atracciones de feria.

SEAMOS MÁS DESCARADOS Y MENOS POLÍTICAMENTE CORRECTOS. NO ES MALA EDUCACIÓN, ES DEFENSA PROPIA

Vuelvo a repetir que ésta es una apreciación puramente personal y no se basa en estudios científicos, solo en mi vida y mi experiencia personal. Cada uno ve la película desde su prisma.

 

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