¡ Ya llegué !¿ y ahora qué ?

COMO MANTENERTE CUANDO HAS LLEGADO A TU PESO

Todos pensamos que la parte difícil es perder peso, pero en mi opinión la parte más compleja es mantenerte en equilibrio después de llegar a tu objetivo. Lo mismo ocurre con las personas con anorexia, bulimia, etc. No solo es complicado llegar al peso esperado, sino mantenerse en un rango de 2 kg arriba o abajo.

Muchas veces me han preguntado como evitar coger o perder peso una vez llegamos a la meta y lo cierto es que para conseguirlo hay que jugar a ser malabarista. Estamos en una cuerda floja, en el aire y cada vez que nos movemos, perdemos pié. Es algo muy estresante.

Pero, aunque parezca complicadísimo, al final uno se acostumbra a hacer equilibrios. De todos modos, para echar una mano a los que están a punto de llegar a esta etapa o a los que ya han llegado y están empezando a experimentar los síntomas del síndrome de “¿Y AHORA QUE?”.

¿CÓMO COMO CUANDO LLEGO A MI PESO?

Lo primero es lo primero y debemos preguntarnos que son las cosas que debemos comer o dejar de comer tras llegar a la meta de nuestro peso.  Las preguntas se agolpan en nuestra mente y no sabemos muy bien quien nos va a desvelar todos estos misterios:

  • ¿Debo seguir a “dieta”?
  • ¿Puedo comer de todo?
  • ¿Tengo que comer la misma cantidad que cuando tenía que perder peso?

Se me ponen los pelos de punta sólo con recordar esos primeros momentos. Me sentía en arenas movedizas, porque hasta ese momento era todo muy sencillo. Comer poco, no tocar los productos tabú y machacarme en el gimnasio era lo suficiente para perder peso. Esa parte la tenía controlada, pero a partir del momento que llegué al peso que quería tener (70 kg en mi caso) las cosas se pusieron mucho más difíciles. Lo que tan bien había aprendido a controlar durante los 10 meses de reducir mi peso, tenía que cambiarlo y no sabía muy bien como hacerlo.

Pues, tanto por experiencia propia como por lo que he hablado con mi endocrino y mi doctora, a partir del momento maravilloso en el que ves el número que soñabas ver en la báscula, debes empezar un proceso de prueba-error con la cantidad de comida que ingieres. También con los alimentos que debes aumentar o disminuir en tu ingesta diaria.

Dieta es una palabra que me mata. Yo entiendo este tipo de alimentación como un estilo sano de vida, no como una dieta. Realmente, yo no me privo de comer lo que me apetece, pero en las cantidades adecuadas y eligiendo siempre la opción más saludable. Nadie dice que un día no podamos comer un pastel, pero si lo convierto en una rutina diaria, todo el trabajo que he realizado y me ha costado un esfuerzo ingente, no va a tener un resultado duradero.

Yo como bien cada día. Los fritos y las grasas, los dulces industriales y las golosinas son un hecho puntual en mi casa. El horno trabaja mucho más que la freidora y el azúcar me dura una eternidad. Si me preguntas lo que deberías hacer te diría “come de todo en plato pequeño y aléjate de las comidas muy calóricas y poco nutritivas”.

Lo que no podemos hacer, y es un NO ROTUNDO es volver a comer como antes de perder peso. Ése es el principio de un mal final para nuestro recién alcanzado éxito. Las personas con problemas de sobrepeso somos muy aficionados a la comida rápida y a los hidratos de carbono. Panes, dulces, pizzas, hamburguesas y toneladas de patatas fritas, aliñado todo con salsas bien calóricas son nuestros platos favoritos. Esta forma de alimentación debe quedar en el pasado y asumir que nunca volveremos a comer de esa manera si queremos mantener nuestro preciado “peso ideal”.

No tenemos hábito de buscar alternativas saludables a nuestros snacks. Los frutos secos, unas pasas o un bol de macedonia de fruta pueden perfectamente ocupar el puesto de las patatas fritas, las bolsas de picoteo y los dulces. Si nos adaptamos a ese tipo de tentempié saludable, llega un momento en que la comida no saludable, nos sienta mal. A más nos alejamos de los malos hábitos alimenticios, más sibarita y exigente es nuestro cuerpo a la hora de elegir lo que comemos.

En mi caso puntual, debido a que realizo una cantidad importante de ejercicio, yo he tenido que aumentar la dosis de hidratos por la noche, porque estaba bajando peligrosamente de mi peso objetivo. Descubrí que la única manera de mantener el peso es comiendo cantidades similares a las que tomaba mientras perdía peso, pero aumentando un poco la dosis de harinas o hidratos a lo largo del día. Esto es un método que me funciona a mí. Ya he comentado antes que cada uno debe descubrir cual es su Pócima Mágica para alcanzar el equilibrio.

¿CÓMO CONTROLO MI PESO?

Las obsesiones no son buenas nunca, pero en este caso tenemos que pesarnos una vez a la semana o máximo cada quince días para comprobar que todo esté bajo control.

Yo llevo pesándome cada semana desde que llegué a mi objetivo. Principalmente porque tengo grandes oscilaciones y una tendencia peligrosa a disminuir de peso, en cuanto empiezo a realizar más ejercicio. Como soy muy asidua al gimnasio, debo mantenerlo controlado.

¡¡¡Sí !!! es cierto que he tenido la tentación de pesarme a diario (me da pánico aumentar de peso) pero he intentado mantener el equilibrio mental, aunque lo reconozco, algunas veces he caído en la tentación de pesarme más de una vez durante la semana. Ésta es otra de nuestras asignaturas pendientes. No obsesionarse con el peso es muy difícil. A partir del momento que llegamos a nuestra meta tenemos que convertir el momento de la báscula en un ritual de una sola vez a la semana. Cuando se convierte en un hábito adquirido, no resulta tan estresante.

¿CÓMO LIDIO CON MIS NUEVOS COMPLEJOS?

Parece que cuando tengamos el peso ideal la vida va a ser maravillosa, todos vamos a ser Barby y o Ken. Pues ¡nada más lejos de la realidad!. Cambiamos unos complejos por otros.

La piel, tras la pérdida de peso, queda descolgada en muchas partes de nuestro cuerpo y cuanto mayor es la pérdida, mayor es la cantidad de piel colgante, la musculatura ha quedado fláccida, el pelo y las uñas han perdido fuerza, la piel está apagada, nos vemos más ajados, más envejecidos o no aceptamos nuestro nuevo cuerpo. He ahí algunos de nuestros nuevos complejos que sustituyen a los que teníamos antes de llegar a nuestro objetivo.

El ser humano, por naturaleza, es bastante derrotista y es difícil que estemos conformes con nosotros mismos. Pero todos los problemas estéticos que conlleva la pérdida de peso pueden resolverse con un poco de dedicación y mucha disciplina, o con una buena dosis de cirugía estética si no tenemos la paciencia suficiente.

  • La calidad de piel, cabello y uñas se resuelve con las vitaminas adecuadas, que realmente deberíamos haber estado tomando desde el principio del proceso de adelgazamiento.
  • La musculatura fláccida y los colgajos de piel con ejercicio adecuado pueden corregirse o mejorarse en gran medida. Lo que no arregle el ejercicio lo puede arreglar la cirugía estética.
  • La tersura de la piel es fácil de tratar con las cremas adecuadas.
  • La falta de aceptación es el mayor problema y sólo se resuelve con tiempo y con mucho trabajo de concienciación cada día frente al espejo, recordándonos quienes somos ahora y como eramos antes. La ayuda psicológica puede ser importante e incluso muy necesaria cuando este problema se agudiza. Por tanto debemos empezar a querernos y buscar ayuda médica si vemos que el problema no se resuelve.

TIENES LAS HERRAMIENTAS ¡AHORA ES EL MOMENTO DE PONERLAS EN PRÁCTICA!

 

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